Los Menucos: la nena asesinada tenía 46 golpes y otras lesiones en su cuerpo

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Eso dijo la fiscalía en el juicio por jurados que inició esta mañana para hacer justicia por Nahiara Soledad Miranda, una nena de 3 años que murió en Los Menucos.

Comenzó el juicio por jurados que ventila una historia tremenda de abandono, castigo y muerte. La víctima es Soledad, una nena de 3 años que murió luego de sufrir un golpe muy fuerte con un rebenque que le partió su cabeza, en un paraje alejado de Los Menucos. Ese golpe le provocó un hematoma que desencadenó su muerte tres días después.

Cuando fue el personal de salud a buscarla, encontró el cuerpo de la nena a un costado de la caja de una camioneta. Sola, tirada sobre un colchón. «La dejaron morir», sostuvo la fiscalía.

Soledad, o «la Sole», como le decían, ya estaba sin vida. Ocurrió el 7 de abril de 2020, en el paraje Las Mochas.

Por el hecho están acusados su madre Valeria Miranda y Carlos Rubén Erbín, la pareja. A los dos se les reprocha un concurso de delitos: lesiones graves y leves, y femicidio.

«Su vida no era una vida normal para una criatura de 3 años. Era una vida de desapegos, plagada de abandonos. Y la violencia física que sufría la describe su cuerpo. Soledad tenía 35 golpes en la parte delantera, y 11 lesiones más en su parte trasera. Lesiones en su cabeza, golpes en su rostro, rotura de los labios, cinco costillas fracturadas, una gran quemadura en la zona de los glúteos. También padecía alopecia, lastimaduras en las orejas y un una bronconeumonía sin tratamiento. Todo esto describe los castigos que recibía Soledad», relataron los fiscales Santiago Márquez Gauna, Andrés Nelli y Georgina Amaro.

En efecto, uno de los primeros testigos en declarar, pudo acreditar las múltiples lesiones que tenía la nena en su cuerpo. Fue el médico que llegó hasta la vivienda, luego de recibir una llamada de auxilio al 911, y constató que la nena ya había muerto. «Se encontraba al costado de la caja de la camioneta. Tuvimos que tocar bocina para que salgan», recordó.

Cuando vio a la nena, dijo que estaba inconsciente y ya no tenía pulso. Realizó maniobras de reanimación que no dieron resultados. Luego, examinó a la víctima. Comenzó a desvestirla y evidenció «muchísimas lesiones».

«Desde la cabeza hasta las piernas. En el tórax, hematomas en la zona genital, otro en la zona frontal de la cara, excoriaciones en los pómulos, nariz, ojos. En ambos miembros superiores. En el brazo izquierdo tenía laceraciones desde el segundo al quinto dedo. Una herida profunda en una rodilla. Eran demasiadas las lesiones, pero no me consta cuál causó su muerte«, dijo.

La enfermera que lo acompañaba declaró lo mismo a medida que el doctor iba descubriendo el cuerpo de la nena. Recordó que el médico les preguntó qué le había pasado, y Valeria les dijo que se había caído de la escalera. Comentó también qué más le había pasado, por la cantidad de lesiones que tenía. Recordó que les dijo que era muy traviesa, que al salir a jugar se golpeaba.

Notó que tanto Valeria como su pareja estaban «tranquilos». Dijo que no se los veía desesperados. Pero cuando les comunicaron el deceso de la nena, la madre de la chica lloró y recordó que le reclamaba a su pareja: «Vos me dijiste que iba a estar bien».

Por otras lesiones que presentaba la niña, el médico recordó que le dijeron que el golpe en la rodilla fue tras haber caído en unas piedras; y otras heridas en la parte del sacro, por una quemadura con aceite.

Alegato de la querella

En sus alegatos, la querella, representada por Marcelo Hertzriken Velasco y Joaquín Herzriken Caten, no culpó a la madre. Apuntó a la pareja. Señaló que «estamos frente a una conducta grave protagonizada por un varón en un contexto de violencia de género».

En ese marco, Erbín, de 41 años, mantenía un relación sentimental con Miranda, 20 años menor que él, en un medio rural alejado y dedicado a la esquila de animales. Todas circunstancias que para la querella imposibilitaron el auxilio.

«A Nahiara Soledad le partieron la cabeza con un rebenque. Ese rebenque lo utiliza en el campo el varón y tenía material genético de la víctima. Haremos todo para que este hecho no quede impune. Fue un femicidio», expresó Hertzriken Velasco.

La fiscalía está convencida de que podrían haber pedido ayuda, pero la dejaron morir. Sin embargo, el defensor de Valeria -Eduardo Carrera- apuntó a un Estado ausente, abandónico, que no interviene.

Defensores de Miranda, por un lado, y Erbín, por el otro

El letrado de la defensa oficial habló de la violencia que arrastra Valeria desde que era una pequeña, con un padre golpeador que abusó de una hermana y está preso. «Se le puede decir que no era afectiva con la nena, pero no la maltrataba. Los maltratos comienzan con Erbín; y la fiscalía no tuvo en cuenta la realidad de los parajes, donde los organismos proteccionistas hacen la vista gorda», enfatizó.

Habló también de los antecedentes de violencia de Erbín hacia las mujeres, y de los golpes que puntualmente sufrió su defendida. La madre de ella, testigo en el juicio, también acreditó esta situación al declarar.

«Todos sabían en el pueblo, y nadie hizo nada. La dejaron sola a Valeria, dentro de un círculo de violencia sistemática», sostuvo. No obstante confía en que «los testigos se animen a contar una cuarta parte de lo que saben y cuenten la verdad de todo lo que ocurre en los parajes».

Por lo expuesto, consideró que el caso requiere de una perspectiva de género teniendo en cuenta la relación asimétrica entre Valeria y su pareja, donde ella se encontraba en una situación de extrema vulnerabilidad.

«El maltrato que arrastraba desde la infancia provoco desapego, naturalización. Tenia pocas posibilidades de pedir auxilio. Ella es una víctima más, completamente inocente. Está sufriendo por la pérdida irreparable de su hija», sostuvo.

Por su parte, el defensor particular de Erbín -Carlos Vila- le marcó a los jurados populares que en el juicio se intento construir la teoría del «chivo expiatorio» para hacer creer que su defendido es un «sujeto violento, malvado, perverso, maltratador de mujeres, todas circunstancias que tienden a la muerte de la niña».

Recordó que acá no se juzga si es golpeador, sino si mató a Soledad. Y confió a los jurados en la posibilidad de demostrar que Erbín «no es el monstruo que describen».

«Fue elegido como chivo expiatorio siendo totalmente inocente», afirmó.

FUENTE: LMNeuquen

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