Dos neuquinos crianceros mostraron la difícil travesía de rescatar a un piñón de chivas enterradas en la nieve en el paraje lulonco, dentro de Coyuco Cochico.
Con caballos se van abriendo paso entre la nieve para marcar una senda y llegar así hasta el piñón de chivas que se alejó y fue sorprendido por una tremenda nevada. Los rescatistas son Walter Candia y Oscar Gatica, dos amigos que se acompañan en la difícil travesía para no andar solos en caso de que las circunstancias se vuelvan adversas y alguno de los dos necesite de la ayuda del otro.
En diálogo con LMNeuquén, compartió estas imágenes para mostrar la difícil travesía y todos los valores que se ponen en juego allá perdidos en la cordillera neuquina, lejos del trajín de las ciudades y la inmediatez de las noticias urbanas. «Esta familia se fila en el dolor de la chiva y va en su rescate», reiteró.
El rescate se realizó en el paraje lulonco, dentro de Coyuco Cochico, a unos 70 kilómetros de Barrancas. «Los conozco porque son gente amiga. Son lugareños, crianceros. Se dedican al arreo de chivas», contó. Por lo general, van a veranear detrás del volcán Domuyo.

Hace unos días, las chivas se quedaron arriba de un cerro y tras la nevada tuvieron que salir a buscarlas. Sólo en la casa donde viven había 60 centímetros de nieve acumulada. Imagínense en la alta montaña. «Acá los antiguos se están terminando. Por eso rescato el trabajo que hace Walter. Es un chico joven, de unos 25 años, que sigue el camino de sus ancestros», remarcó Marcelo.
Son ellos dos en medio de la inabarcable cordillera neuquina, cubierta por un manto blanco que por momentos llega a la cintura. Por eso, hay tramos en los que los amigos crianceros se aventuran a dejar el caballo, se entierran en la nieve y luchan con fuerza para dar un paso y otro. Así, hasta llegar al risco donde se cree que están las chivas vivas pero sin escapatoria. Entonces necesitan de la mano buena del hombre para volver a la superficie.
«Admiro lo que hacen cuando suceden estas eventualidades… se ayudan unos a otros y salen a campear para no andar solos. El trabajo que hace esta gente es de no creer…todo lo que implica el arreo, cómo cuidan a sus animales. Es un trabajo muy humano», expresó Marcelo Reyes, otro amigo y conocedor del norte neuquino.
Suele pasar cuando las chivas buscan su alimento, que algunas se disparen y luego haya que salir «a rodearlas».

«No te rindas, hombre. En la vida está pa’ dar y prestar al amigo Wal. Dele que va tirando, le falta poco», le dice uno al otro; y así se van animando. «Mire, ni se ven. Hay que sacarlas a la rastra, a las pobres; y así dicen que un chivo después es caro», comentaron.
Por suerte la gran aventura de Walter y su amigo Oscar terminó bien y volvieron a la casa contentos de haber podido rescatar a todas las chivas con vida.
Durante el mes de abril, en Barrancas, se celebra la tradicional fiesta regional conocida como El regreso del Veranador. En el festejo se desarrollan actividades relacionadas con las costumbres del hombre de campo que habita en la zona y se dedica a la trashumancia (traslado de animales a pie) como forma de criar al ganado.
Fuente: LMNeuquen